¡What a wonderful World!
Creer que con las simples reformas México va a despegar es infantil, y más cuando observamos que los beneficiarios de las mismas no son la sociedad nacional sino, para variar, selectos grupos de poder económico de dentro y fuera de este paÃs
Una alumna en el aula, dentro del análisis del tema “globalizaciónâ€, me cuestionó sobre el futuro de México a partir de las reformas estructurales que acaban de aprobar los legisladores del Partido Revolucionario Institucional, del PAN, los del Verde, del Panal y en algunos casos hasta del PRD, y que a decir del presidente Enrique Peña Nieto servirán para el despegue de esta nación, en beneficio, desde luego, de sus habitantes, principalmente de los que menos tienen.
Le expliqué frente a todos sus compañeros, que falsamente a lo que se piensa, mi mejor deseo ha sido siempre, con todos los anteriores presidentes de la República y con éste, que sus promesas y predicciones hubieran sido ciertas, verdaderas, porque de ser asà este paÃs estarÃa formando parte de las naciones industrializadas, del primer mundo, desarrolladas, pero que lamentablemente unas han sido sus visiones sobre México como candidatos, y otras muy distintas ya como titulares del Poder Ejecutivo.
Hicimos un recorrido histórico no tan profundo, pero si leyendo las posturas de Miguel de la Madrid, de Carlos Salinas, de Ernesto Zedillo, de Vicente Fox y de Felipe Calderón en los aspectos económicos, polÃticos y sociales como candidatos, llegamos a una conclusión: Si hubieran cumplido ni siquiera un 100% lo prometido, sino tan solo un 60, no tendrÃamos el desempleo que existe; el campo no estarÃa abandonado y producirÃa lo necesario para ser por lo menos autosuficientes; los trabajadores manuales tendrÃan un salario digno y con una capacidad de compra que le generarÃa bienestar social; las escuelas públicas no serÃan tercermundistas y contarÃan con la infraestructura requerida para brindar una educación de calidad; los maestros saldrÃan mejor preparados de las normales; las universidades no serÃan elitistas como hoy, donde solo un escaso 30 por ciento de los solicitantes pueden cursarlas; la infraestructura carretera y portuaria permitirÃan que tuviéramos superhábit en nuestra balanza comercial.
Si sus promesas de combate a la corrupción las hubieran cristalizado, PEMEX serÃa quizás la empresa petrolera más importante del mundo, lo mismo la industria eléctrica. Las cárceles estarÃan llenas de lÃderes ferrocarrileros, magisteriales, petroleros, mineros y más; también estarÃan allà varios empresarios, banqueros y muchÃsimos polÃticos de todos los niveles, incluyendo a más de un expresidente de la República, quienes se ha enriquecido explotando el dinero de las clases medias y pobres, y nuestros recursos naturales; nuestra deuda externa serÃa una décima parte de lo que es hoy y serÃa manejable; nuestro peso tendrÃa fortaleza frente al dólar; el mercado interno seguirÃa reactivándose y seguramente no existirÃan los más de 8 millones de compatriotas miserables que actualmente tenemos, mientras que los pobres se ubicarÃan en ese número y no en los casi 70 millones que tenemos.
De haber honrado la palabra empeñada no existirÃan los programas sociales como Oportunidades o como pomposamente se llama hoy: Prospera (la misma gata, solo que más revolcada); el Procampo no se conocerÃa; los relacionados con el adulto mayor o la tercera edad nunca hubieran nacido, porque todos ellos disfrutarÃan de sus jubilaciones. TendrÃamos medios de comunicación veraces,
objetivos, imparciales; un costo de dinero en plástico parecido a los del primer mundo, y también, estoy seguro, no tendrÃamos la inseguridad que hoy permea de norte a sur, de oeste a este; de la costa a la montaña y del desierto de Sonora a la selva lacandona.
Pero no, ese es el México que todavÃa seguimos soñando y que nos vende, como lo dice la alumna, el Presidente Peña Nieto hoy con su Segundo Informe, no frente al pueblo trabajador, no frente a la exigua clase media, no frente al sector intelectual, académico o cientÃfico, sino otra vez frente a los banqueros, frente a los dueños de los monopolios de la radio y la televisión, frente a las 14 familias más ricas de México; frente a la clase polÃtica corrupta y demagoga; frente a los altos mandos militares, navales y aéreos, para mantenerlos quietos, no sea que vayan a despertar con la mala idea de tomar el poder en sus manos, frente al hombre más rico del mundo, don Carlos Slim.
¿Qué si no quise que le hubiera ido bien a De la Madrid, a Salinas, a Ernesto Zedillo, a Fox y a Calderón? Por supuesto que si quise. En mis artÃculos de aquella época lo afirmé y allà están consignados esos buenos deseos. Lamentablemente afirmé que nunca lo iban a lograr por la demagogia e intereses a los que servÃan.
Por eso, cuando esta alumna me cuestionó que si no querÃa que le fuera bien a Enrique Peña Nieto con sus promesas de generar empleos bien remunerados, generadores de bienestar social, de inmediato le conteste que sÃ, que cualquier persona cuerda lo desearÃa, porque en efecto, si todo lo que afirmó frente a ese selecto grupo de la elite mexicana lo cumpliera, comenzarÃamos a vivir un paraÃso, solo, hasta este momento, en nuestra imaginación.
El asunto es que como candidato Enrique nos prometió también no subir impuestos, y los subió; nos prometió detener los aumentos a los precios de las gasolinas, la luz y el gas, y no lo hizo; Nos prometió meter al bote a todos los corruptos, y nada ha hecho con Carlos Romero Deschamps; con un lÃder ferrocarrilero que ni su nombre conozco; con un lÃder minero que se burlo de la justicia mexicana, con empresarios ladrones como los de oceanografÃa; con polÃticos como su tÃo Arturo Montiel que viola la ley un dÃa, y el otro también; nos prometió reducir los Ãndices de criminalidad y éstos han aumentado. Entonces ¿Cómo creerle a alguien que ha venido mintiendo ya no solo como candidato, sino como funcionario, inclusive?
Creer que con las simples reformas México va a despegar es infantil, y más cuando observamos que los beneficiarios de las mismas no son la sociedad nacional sino, para variar, selectos grupos de poder económico de dentro y fuera de este paÃs.
Mientras siga viendo que en las cárceles están unos indÃgenas de la isla de Holbox por haber macheteado unas plantas, en su afán por abrirse veredas, mientras el dueño del grupo minero México Germán Larrea Mota Velasco, que acaba de contaminar rÃos, pastizales, agua potable generándole un daño irreversible a la ecologÃa y a la vida animal y humana sigue libre, pues sinceramente no le creo a don Enrique.
Y entre las patas, lamentablemente, se llevan a México y los mexicanos.
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