Duarte con “Porkys”



La presencia de Javier Duarte en el Rougier dio la primera de las estocadas mañaneras al firmar ese Decreto. La segunda fue para la familia de Daphne Fernández, la menor abusada en 2015 por tres jóvenes que fueron alumnos de ese mismo colegio
La presencia del gobernador Javier Duarte en el Instituto Rougier de la ciudad de Veracruz fue una cuchillada —otra más— por partida doble para los veracruzanos.

El Rougier forma parte de los colegios del Espíritu Santo fundado en 1961 en ese puerto por la congregación de las Hijas del Espíritu Santo, cuya misión es brindar una formación “humana-cristiana a los niños, adolescentes y jóvenes, en un ambiente de acogida, libertad responsable, respeto y solidaridad” —se lee en su sitio en internet.

Duarte —que cursó ahí sus estudios de primaria— estuvo en ese sitio en las primeras horas de este martes. Lo guarecieron, a él y a su esposa Karime Macías, los jerarcas de la Iglesia Católica, el alcalde de Veracruz Ramón Poo Gil y algunos diputados locales.

El motivo de su asistencia al Rougier fue para firmar el Decreto por el que se reforma el artículo 4 de la Constitución Política de Veracruz con el que se protege la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

La iniciativa denominada “Sí a la vida” fue impulsada desde enero de 2015 por la Iglesia Católica bajo el disfraz de una sociedad civil organizada que la presentó ante el Congreso del Estado con el aval de casi 29 mil firmas.

Apenas el pasado domingo en su comunicado, la Arquidiócesis de Xalapa reconoció que fue el Ejecutivo estatal quien “asumió ese reclamo ciudadano por la defensa de la vida”, lo que posibilitó que fuera votada y aprobada por los acostumbrados legisladores, los que siempre levantaron la mano por el Ejecutivo “sometidos con billetazos” (declaraciones del diputado Ricardo Ahued Bardahuil al sitio marcha.com.mx).

La historia que vino después todos la saben. La reforma pasó en el Legislativo pese a la oposición de colectivos que defienden el aborto y el derecho de las
mujeres a decidir sobre su cuerpo.

Así, pues, la presencia de Javier Duarte en el Rougier dio la primera de las estocadas mañaneras al firmar ese Decreto. La segunda fue para la familia de Daphne Fernández, la menor abusada en 2015 por tres jóvenes que fueron alumnos de ese mismo colegio, Jorge Cotaita, Diego Cruz y Gerardo Rodríguez; además de un cuarto, Enrique Capitaine.

Capitaine fue detenido el 11 de mayo en Torreón, Coahuila, en la comodidad de un Statbucks; en tanto que la Interpol capturó a Diego Cruz el 10 de junio pasado en Madrid, España.

De la justicia sigue prófugo Jorge Cotaita, mientras que para Gerardo Rodríguez no hay orden de aprehensión.

Duarte fue al Rougier, a la guarida de “Los Porkys”, quienes estuvieron a casi nada de quedar impunes. La Fiscalía General del Estado los dejó escapar de Veracruz, acusó entonces la presidenta de la asociación Causa en Común, María Elena Morera.

Si no hubiera sido por la valentía de la víctima, de su padre Javier Fernández y por la presión social ejercida, el abuso de estos jóvenes no hubiera trascendido y la visita de esta mañana al colegio cristiano no habría sido cosa mayor.

Pero como el gobernador asistió con plena conciencia de lo que representa el Rougier, es claro que envió otro mensaje más de tolerancia a la impunidad y de permisividad a la intervención de la Iglesia en los asuntos del estado.

María Elena Morena tuvo razón cuando le espetó a Duarte el 29 de marzo pasado en una carta: “Usted como abogado, debe saber que (en el caso de la menor abusada) hay delitos que se dejaron de perseguir por funcionarios supuestamente autónomos; que se usó la ley para privilegiar a unos cuantos; y que la impunidad generada sólo incrementa la violencia contra las mujeres y hombres en la entidad que gobierna”.