Nada Personal

Al que obra mal…

J.M. Pasado



Duarte dejó de gobernar desde hace aproximadamente dos años, aunque en realidad jamás ejerció el poder salvo en contadas ocasiones que lo requería ante tanta inseguridad, y no tenía de otra que salir a dar la cara, pero en materia de obra pública, de dirección política y económica, fue un rotundo fracaso
Será cuestión de horas o quizá de días para que Javier Duarte de Ochoa pida licencia al cargo de gobernador y sea el secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, quien asuma funciones para la entrega-recepción de un gobierno que ya no tiene pies ni cabeza.

Duarte dejó de gobernar desde hace aproximadamente dos años, aunque en realidad jamás ejerció el poder salvo en contadas ocasiones que lo requería ante tanta inseguridad, y no tenía de otra que salir a dar la cara, pero en materia de obra pública, de dirección política y económica, fue un rotundo fracaso.

El 9 de mayo pasado, cuando inauguró la Primera Sala de Juicios Orales, en el puerto de Veracruz, el mismo Duarte de Ochoa, en su departamento de Torre Pelicanos, me confesó que ya estaba hasta la madre de gobernar un estado plagado de problemas.

Mirando desde la ventana de su departamento, observó a un condómino que tomaba el sol en la alberca privada de esa área de departamentos y me dijo: “Qué pinche necesidad tengo de ser gobernador, cuando debería estar como ese cabrón, tirado en un catre, tomando el sol y sin problemas”. Con eso me dijo todo, ya estaba hasta la madre de gobernar a los veracruzanos.

Javier y su selecto grupo de colaboradores poco a poco fueron cavando sus tumbas. Los señalamientos de corrupción en su contra se hicieron más intensos; sin embargo, como respuesta hubo un enorme cinismo y confusión que, por fortuna, no prosperó porque cada día las evidencias de enriquecimiento ilícito se hacen más contundentes.

El próximo lunes la Comisión de Justicia Partidaria del PRI sesionará para propinarle el primer revés político al exobeso gobernador veracruzano: acusaciones por corrupción, la causa para suspenderle sus derechos políticos y con ello la licencia al cargo para someterlo al imperio de la ley, al menos eso es lo que hasta ahora se maneja en el más alto nivel político del país. Con Duarte irían a la cárcel muchos de sus colaboradores, que en menos de un sexenio se convirtieron en los nuevos ricos de Veracruz y, me atrevo a decir, del país, como es el caso de Édgar Spinoso Carrera y Tarek Abdalá, entre otros conocidos servidores públicos, cuyos nombres son del dominio público.

Sin embargo, no son pocos los que exigen que no nada más estos presuntos pillos paguen con cárcel, sino también que devuelvan lo robado, que les quiten lo que se llevaron y que ese dinero sirva para hacer frente a la enorme deuda que este gobierno estatal tiene con cientos de proveedores a quienes arruinó por completo.

Bien dicen que al que obra mal… se le pudre el tamal, y Javier Duarte fue víctima de sus propios excesos que no tuvieron límite al permitir que sus colaboradores hicieran lo que quisieran, incluyendo a su propia esposa, Karime Macías
de Duarte, quien junto con su familia se llevó la tajada más grande del pastel.

Así que desde las alturas, el influyente exgobernador veracruzano Miguel Alemán Velazco maniobra para que sea Flavino Ríos Alvarado quien lleve a cabo la transición de poderes y que se realice en términos de paz y tranquilidad para el bien del pueblo veracruzano.

NO MARCHEN

¿Creen posible que un chamaco de 24 años, sin carrera profesional ni empleo, habite una residencia valuada en 3.5 millones de pesos y tenga a la puerta por lo menos seis vehículos de lujo, entre ellos un BMW, un Mercedes y una camioneta Land rover, con un valor aproximado a 7 millones de pesos? Claro que es posible, gracias al padrastro que acaba de renunciar a una Secretaría en la administración de Javier Duarte de Ochoa. De ese tamaño fue el saqueo que este grupo de pillos hizo al pueblo veracruzano… Cansado de las mentadas de madre y de los berrinches que alcanzan tirarse al suelo por lo errores políticos y la desesperación del inquilino principal de Casa Veracruz, aunque unos dicen que ya abandonó la mansión, el cisne Alberto Silva Ramos ya abandonó el barco y desde abril pasado no hace parada en sus oficinas de Torre Olmo y menos en Casa Veracruz, alegando que no se puede defender lo indefendible. Poco a poco, Duarte se va quedando solo, porque hasta la familia ya se avergüenza del economista que presumían iba a sacar a Veracruz de la crisis… Don Carlos llegó de Misantla junto con su esposa, compró un terrenito a un costado del llamado Camino a Las Lomas, congregación de Jilotepec, adquirió unas vacas para la producción de leche, pero poco le duró el gusto: la madrugada del pasado jueves, un grupo de delincuentes los sorprendió en su morada y a golpes y disparos les cegaron la vida. La región de Jilotepec se ha convertido en una tierra sin ley donde gobierna el crimen organizado y la banda de ladrones que todos los días hacen de las suyas y donde se sospecha que la Policía Municipal lleva gane. Urge la presencia del Ejército y de La Marina para poner orden… Arnulfo, el tesorero del estado, tiene la soga hasta las anginas. Ha dispuesto de recursos destinados a los municipios con el pretexto que lo prioritario son las nóminas. Al municipio de Boca del Río, donde despacha Miguel Ángel Yunes Márquez, le acaban de “peinar” 160 millones de pesos, y el prepotente Arnulfo lo enfrentó diciéndole que le pusiera como quisiera, incluso interponiendo una demanda, pues él recibía ordenes de su jefe Juan Manuel del Castillo, quien se alista para integrar la próxima legislatura y quien va a recibir los cañonazos de panistas y perredistas que ven al “Flaco”, como la representación más pura del corrupto gobierno de Duarte… Nos vemos el lunes.