Nada Personal

La danza de los desvíos

J.M. Pasado



El tibiecito auditor general del Órgano de Fiscalización Superior, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, también de la cuadra de Javier Duarte, no tuvo más remedio, aunque tarde, de dar a conocer ante diputados integrantes de la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, que fueron desviados 2 mil millones de pesos con empresas “fantasma” y que, por lo tanto, ya había presentado las denuncias correspondientes
No tiene fin la danza de los desvíos de recursos del erario veracruzano que, como pan caliente, a diario surgen más y más, aunque el prófugo Duarte sigue sin aparecer y su pandilla de ladrones goza de cabal impunidad. No hay para cuándo finalice el recuento de los daños que suman miles de millones de pesos.

El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, desde que ganó las elecciones y fue nominado gobernador electo, se dio a la tarea de investigar y despojar de algunos bienes a los ladrones; sin embargo, no fue suficiente porque se llevaron hasta los equipos de cómputo de las diferentes dependencias estatales.

El colmo de esta banda de saqueadores es que quedaron a deber hasta las rentas de los edificios que alquilaban para albergar a una oficina o dirección. En la Contraloría, se suponía que el contralor Ricardo García Guzmán controlaba y vigilaba que los dineros se aplicaran correctamente, pero no fue así, la Contraloría debe un titipuchal de rentas, lo mismo que Protección Civil y hasta la misma Secretaría de Finanzas.

El tibiecito auditor general del Órgano de Fiscalización Superior, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, también de la cuadra de Javier Duarte, no tuvo más remedio, aunque tarde, de dar a conocer ante diputados integrantes de la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, que fueron desviados 2 mil millones de pesos con empresas “fantasma” y que, por lo tanto, el Orfis ya había presentado las denuncias correspondientes.

En el primer encuentro con legisladores, Portilla Vázquez dijo que de lo que han detectado son mil 990 millones de pesos con actividades fuera de la ley. Dijo que el monto corresponde a los ejercicios de 2012, 2013, 2014 y 2015, y se lavó las manos precisando que el Orfis ya había denunciado desvíos de los ejercicios 2012, 2013 y 2014 por 940 millones de pesos y sólo en la Cuenta Pública 2015 se presentaron nuevas denuncias por alrededor de 450 millones de pesos, en total mil 371 millones de pesos.

Lo cierto es que esas denuncias de las que hasta ahora habla Lorenzo Portilla, de existir, duermen el sueño de los justos porque primero en la Procuraduría General de Justicia, donde despachó Amadeo Flores Espinosa y luego en la Fiscalía, donde lo hizo Luis Ángel Bravo Contreras, no hubo voluntad para aplicar la ley.

Además, es tanta la impunidad para el grupo duartista que no sueltan nombres de quienes llevaron a cabo el quebranto financiero que tiene en la bancarrota al estado de Veracruz, con grave riesgo de no hacer frente ni siquiera a la nómina de la burocracia y el magisterio.

Duarte y su pandilla no tuvieron piedad de los veracruzanos, saquearon todo el dinero de los programas federales, dejando a la deriva a los pacientes (niños y adultos) con cáncer, sin medicamentos para los hospitales; dejaron sin comer a los policías de Seguridad Pública, sin salarios a los jubilados y millonarias deudas a los
proveedores.

Sinceramente, será difícil que el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares y el gobierno de Enrique Peña Nieto, a través de la Procuraduría General de la República (PGR), recuperen lo que se llevaron.

Más aun cuando ya vimos los veracruzanos que por parte del gobierno federal no hay voluntad política para aprehender a Duarte, aun cuando hayan anunciado una recompensa de 15 millones de pesos porque el exgobernador ya debe andar en el extranjero disfrutando de lo que atracó al pueblo de Veracruz.

Si en realidad se quiere hacer justicia, en la cárcel también deberían de estar el mismo contralor Ricardo García Guzmán y el titular del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, cómplices del saqueo que llevaron a cabo Duarte y su equipo.

NO MARCHEN

Por cierto, a todo esto, será que la Fiscalía General de Veracruz ya dio carpetazo a las investigaciones que realizan en contra del tamaulipeco Gabriel Deantes Ramos y del exsecretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, ambos personajes millonarios por obra y gracia de los puestos públicos que les otorgó su amigo Javier Duarte de Ochoa… Nada, que la ex de Elizabeth Morales, Shariffe Osman Flores, anda que no concilia el sueño, luego de que la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas inició una investigación interna en la delegación Veracruz por el presunto desvío de recursos públicos por parte de la exadministradora, que habría beneficiado con obras a su propia familia. De encontrar elementos, la dependencia federal podría turnar el caso a la Procuraduría General de la República (PGR). Bajo sospecha, la señora Shariffe, quien alguna vez aspiró a gobernar el municipio de Emiliano Zapata, pero la gente le dio la espalda… Una vez pasada la tormenta por el caso de su titulación, Rogelio Franco Castán anunció que el gobierno de Veracruz realizará una revisión exhaustiva de las 13 notarías veracruzanas donde se presume pudieron haberse constituido las empresas “fantasma” del exgobernador Javier Duarte de Ochoa. Así que ándense con mucho cuidado porque el perredista ya entró con todo como secretario de Gobierno y si detecta irregularidades va a aplicar la lay, incluso llevando a juicio a los presuntos responsables… Si algo distingue al periodista Silverio Quevedo Eloss, es su profesionalismo y honestidad. Precisamente con esa honestidad que lo caracteriza aclaró que de ninguna manera el asalto de que fue objeto, cuando un par de delincuentes lo despojaron de dinero y su camioneta, tenga algo que ver con la labor periodística que desempeña. Lo más importante es que el colega no sufrió lesión alguna y se encuentra al lado de su familia. Silverio es otra víctima más de la inseguridad que priva en gran parte del territorio veracruzano… Nos vemos mañana.