Gobiernos, omisos y huevones ante oleada del narcotráfico
¿Y sabe usted por qué? La explicación es simple
De manera regular, los gobiernos federal, estatal o municipal solo hablan de la cultura de la denuncia y de la participación ciudadana para poder combatir la delincuencia, principalmente al crimen organizado, como si ello no fuera su deber.
Más el reclamo no llega ahí, si no se dan casos en que las autoridades culpan de manera directa a la población de proteger a tal o cual narcotraficante. De esa manera pretenden justificar su pésimo trabajo.
Y por si fuera poco, responsabilizan a las policías municipales, las peor pagadas, de las fallas de las autoridades federales e intentan resolver la situación con un Mando Único.
Es sabido que cuando un capo se vuelve “ilocalizable”, resulta que los únicos que no saben dónde está, son precisamente los gobiernos; porque en el pueblo, llámese Culiacán, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Tijuana, Michoacán, Acapulco o Veracruz, todos saben dónde están, qué comen, donde duermen y conocen hasta sus debilidades.
Pero no están dispuestos a delatarlos.
¿Y sabe usted por qué? La explicación es simple.
Porque esos delincuentes, en muchas de las ocasiones se han hecho cargo de las obligaciones de los gobernantes.
Casos como el del “Señor de los Cielos”, “El Chapo” Guzmán, “El Señor de Tepames” y Osiel Cárdenas Guillén, entre otros, revelan que quienes dotaron de iglesia, parques, bibliotecas, escuelas y otros servicios a la olvidada población fueron precisamente los capos y si no me cree, solo hay que echarle una hojeada a los libros.
En abril de 2004, tras una serie de inundaciones en Piedras Negras, Coahuila, fue Osiel Cárdenas, ya estando preso en el penal de La Palma, quien fue el primero en hacer presencia en el devastado sitio con tráileres con medicinas, alimentos y víveres, cosa que jamás hizo el gobierno estatal y mucho menos el federal.
El párroco de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en Villa del Fuerte, Carlos Aguilera fue quien confirmó esa información.
Las cajas que contenían cobijas, artículos de limpieza, arroz, frijol, harina, latería, botellas de agua purificada y una almohada, presentaban un pegote con el nombre de Osiel Cárdenas Guillén, aunque seguramente todo eso era producto de lo robado por el Cartel del Golfo en las carreteras
del estado y del país, pero lo dio. Algo así como un Robín Hood... un arquetipo de héroe y forajido del folclor inglés medieval.
En 2014, integrantes del cartel de “Los Zetas”, encapuchados, supuestamente entregaron roscas y regalos para el Día de Reyes en Ciudad Víctoria, Tamaulipas.
En tanto, miembros del Cartel del Golfo hicieron presuntamente lo mismo esa Navidad, en Tampico, repartiendo cenas fuera de un hospital, de acuerdo a versiones de medios de comunicación.
Ahora, fue presuntamente el Cartel del Noroeste, una escisión de “Los Zetas”, de acuerdo a El Gráfico, El Líder, Stereo 91 y los portales revistasfronteras.net, corporativoradionet.com, y rnnoticias.com, todos de Nuevo Laredo, los que repartiero. n cientos de cajas con regalos, juguetes, cobijas y un pavo a familias marginadas de las coloniasUnión del Recuerdo, La Joya 1 y Blanca Navidad.
“Que esta navidad la alegría sea el mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus metas el mejor destino y tu felicidad mi mejor deseo, Feliz Navidad 2016 te desea CDN”, decía una etiqueta pegada los paquetes.
Y entonces sí, la Procuraduría Estatal intervino y dijo que abrió una carpeta de investigación sobre la distribución de regalos “a familias de escasos recursos de Nuevo Laredo por presuntos integrantes de un grupo delincuencial”.
En tanto, lejos de que el gobierno se conmueva por tanta miseria ocasionada por políticos corruptos, lejos de llevar un pan a casa de millones de pobres, toda vía les suben el precio de la canasta básica y las gasolinas, poniendo o creando todas las condiciones para que en Veracruz y muchos otras entidades del país, sobre todo en el sureste, se den levantamientos armados como el de Chiapas en 1994.
Cualquiera con dos dedos de inteligencia sabe qué nexos pueden darse entre gente que carece de lo más indispensable y los “filántropos delincuentes", que no hacen sino aprovechar los enormes y constantes huecos que no cubren quienes deberían de hacerlo.
¿Van a meter a la cárcel a quién se atrevió a recibir una cena digna?, ¿A quién podrá regalar un juguete a sus hijos? ¿A quién tendrá una cobija para paliar el frío?... SOMOS ESCLAVOS DE NUESTRA IRRESPONSABILIDAD Y LO PEOR, TAMBIÉN SOMOS VÍCTIMAS DE NUESTRA RESPONSABILIDAD.