Con una desfachatez digna de mejor causa, escuchamos en CNN, a Vicente Fox Quesada, quien fue presidente de nuestro país, -de triste memoria por cierto- opinar de lo que acontece en Venezuela y con todo garbo condenó al régimen de ese país por los crímenes de Maduro, sin embargo, para nada se ha referido, en ningún momento, a los más de 120 mil mexicanos asesinados en el régimen del panista de Felipe Calderón, o bien a los normalistas de Ayotzinapa, Tlatlaya o en Michoacán, en el gobierno actual, o que la nación está convertida en un cementerio, cuya cifra es, con exceso, superior a los que han muerto por actos violentos en aquél país.

Un furibundo “estadista�, con la boca reseca por la emoción y al condenar el holocausto y los atentados a la democracia, nada dijo de que en su gobierno del cambio, nada cambió, salvo que Martita, él y sus hijos se enriquecieran a costa del erario público y que, en el peor de los ridículos puede quedar una nación supuestamente soberana y con indignidad extrema, pidió al presidente Fidel Castro, que solo “comiera y se regresara a su tierra� porque incomodaba su presencia al jefe del imperio.

Si ese hecho, de por si es vergonzoso y llena de infama a una nación, no menos lo es cuando se quiere convertir en luchador incansable por la democracia, si precisamente en su mandato, a través de la profesora Elba Esther Gordillo, dirigente del Sindicato de maestros, hoy presa de Peña Nieto, que nadie defiende, se le da la tarea de hablar con los gobernadores para que orientaran a sus entidades a propiciar el fraude que lleva a su compañero panista Felipe Calderón a la presidencia de la república, después de la criminal maniobra de desaforar a López Obrador por constituir� un peligro para México�.

Sin embargo eso no es todo, si se observa que la política internacional de nuestro país se ha visto manchada o mancillada por la injerencia en la vida interna de aquel país por parte