Transparencia 3.0

Otra vez las mujeres, otra vez los jóvenes

Naldy Rodríguez



A veces me preguntó cómo alguien puede atreverse a matar a otra persona, qué tan superior debe sentirse, por qué desprecia la vida y a sus iguales. Debe ser maldad pura, sin ningún remordimiento ni sentimiento de culpa
“De esa masa estamos hechos, mitad indiferencia y mitad ruindadâ€, escribió José Saramago en su Ensayo sobre la Ceguera. Lo publicó hace 21 años, pero como si lo hubiera escrito hoy... sigue tan vigente su crítica social.

A veces me preguntó cómo alguien puede atreverse a matar a otra persona, qué tan superior debe sentirse, por qué desprecia la vida y a sus iguales. Debe ser maldad pura, sin ningún remordimiento ni sentimiento de culpa.

Para el Psicoanálisis, el hombre es malo por sus instintos naturales; mientras que para el conductismo, las personas son malas por su entorno que los hace ser malos.

La saña parece ser mayor hacia las mujeres y los jóvenes. Unos desaparecen, se esfuman, y ellas aparecen golpeadas, sin vida.

Algunos hombres consideran que existe una exagerada defensa del género femenino, pero yo no veo “hombricidiosâ€, donde sus parejas los golpeen y violenten hasta quitarles la vida.

No se trata de una competencia o guerra de números, lo que ocurre es que duele ver casi a diario la noticia del asesinato o desaparición de una mujer, sin deberla ni temerla, por el simple hecho de ser mujer.

Desde el 2011 no se tienen cifras oficiales de mujeres asesinadas en el estado de Veracruz, pero colectivos y asociaciones siguen el registro en medios de comunicación.

De enero al pasado 7 de septiembre, 115 mujeres habían sido asesinadas, seguramente la cifra hoy es mayor, pero así fuera una, duele.

La incidencia es superior al promedio anual registrado en el estado y al menos 85 de ellos podrían tipificarse como feminicidios, de acuerdo con datos de la investigadora de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana, Estela Casados González.

Todas tienen un nombre y una historia de vida. No son sólo cifras y números en colectivos ni en dependencias. Por ejemplo, Marisol fue encontrada el pasado 10 de septiembre en una comunidad rural de Coatzintla, su cuerpo estaba semidesnudo, presenta huellas de fracturas y contusiones.

A Josefina Guzmán Lagunes la hallaron
en ese mismo mes con impactos de bala, el rostro destrozado y con claras huellas de tortura. Se desconoce al agresor.

El destino fue muy similar para Ruth Esther Castillo Domínguez: apareció sin vida en una carretera de Cosoloeacaque. Tenía tan solo 19 años de edad y se desempeñaba como empleada de una pizzería en Coatzacoalcos, de donde salió la noche de un jueves sin poder llegar a su domicilio.

En el 2015, de acuerdo con el estudio de la doctora Estela Casados, se contabilizan 115 mujeres desaparecidas, 70 por ciento se encontraban en un rango de edad entre 13 y 18 años de edad.

En el puerto de Veracruz, el mismo día, en horario y hechos diferentes, desaparecieron dos jóvenes mujeres. Génesis Urrutia Ramírez estudiante de octavo semestre de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y María Fernanda Rivas Torres de 25 años de edad y profesión estilista.

Los medios de comunicación informaron que cerca de las 9:30 horas del jueves, desapareció María Fernanda, cuando se dirigía rumbo al Infonavit El Coyol en Veracruz. Su celular está pagado y no han vuelto a tener contacto con ella.

Génesis desapareció por la tarde cuando se encontraba con otros dos jóvenes oriundos del sur de Veracruz, presuntamente habrían sido interceptados por varios sujetos en un taxi.

Mi corazón se estruja con los anuncios de personas desaparecidas, se han multiplicado en los últimos meses en espectaculares, lonas, hojas convencionales en los sitios más visitados y fotografías en las redes sociales. Soy madre, quizás sea por eso o por un sentimiento de empatía que he tenido desde niña.

Quizás –en un mundo ideal– falta más de esa participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella para luchar contra la indiferencia y la ruindad de la que hablaba Saramago.

En memoria de Tania Verónica, quien fue privada de su vida de forma violenta a la edad de 23 años. Tu familia y amigos te llevarán siempre en el corazón.

PD. Los hombres también sufren.