La impunidad que –como lo hemos escrito muchas veces– resulta ser la madre de infinidad de males que padece México, lo es también de quienes gustan de agredir, a veces hasta criminalmente, a quienes ejercen el periodismo, con los que la justicia de este país tiene una deuda muy grande.
Los discursos oficiales que enarbolan respeto a la libertad de expresión y los convites que de vez en vez son ofrecidos por el gobierno, se reducen a simplemente nada cuando se choca contra la apabullante realidad que nos dice que en nuestro país un 89 por ciento de los delitos cometidos contra periodistas, permanece en la impunidad.
Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, declaró que esto representa una invitación para que los agresores de periodistas continúen en esa tarea nefasta que violenta la libertad de expresión.
Entre los delitos pendientes de ser resueltos impartiéndose justicia, se cuenta de todo: desde intimidaciones hasta homicidios, pasando por desapariciones y ataques a instalaciones de medios de comunicación.
Y lo peor es que quienes los cometen tienen, de hecho, la certeza de que la impunidad los cobija, dijo Plascencia Villanueva al participar en la mesa de análisis "El derecho a la libertad de expresión en México", donde además reveló que de 2010 a la fecha la CNDH ha documentado 380 expedientes por agresiones contra periodistas y medios de comunicación.
89 por ciento de agresiones sin resolver resulta ser casi la total impunidad. Disminuir sustancialmente ese porcentaje sí daría un mensaje alentador a los periodistas y a la sociedad toda de que la autoridad, más allá de posturas retóricas y celebraciones huecas, en verdad aprecia, promueve, respeta y salvaguarda la libertad