* ¿Dos renuncias más?
* Nueva Fuerza Civil

Bien dicen que el que nada debe, nada teme, pero llama poderosamente la atención la declaración que se apresuró a hacer en varios medios de comunicación el alcalde de Coatepec, el priista Roberto Pérez Moreno: “No tengo que ver con la delincuencia�. Y yo lo cuestionaría con otra pregunta: ¿Y quién te lo preguntó, alcalde?
No voy a entrar en detalles, pero en los tiempos de Patricio Chirinos Calero había un cantinero que a la muerte de Sonia Reyes Platas, encontrada descuartizada a un costado de la avenida Murillo Vidal, se apresuró a presentarse en las oficinas de la Procuraduría General de Justicia gritando ser inocente. Después le sobrevino la desgracia y terminó en la cárcel, aunque nada se sabe ya de él.
El homicidio a puñaladas del tesorero del Ayuntamiento de Coatepec, Guillermo Pozos Rivera, sacudió a la sociedad y principalmente al poder político en funciones, pero tal parece que al alcalde Roberto Pérez Moreno le urgía amarrarse el dedo antes de cortárselo, como para realizar ese tipo de declaraciones a tres días de que fue victimado el responsable de las finanzas de la comuna coatepecana, que envuelve todo un velo de misterio por la turbia relación que había entre el muerto y el munícipe.
Cierto, a la muerte de Memo Pozos las redes sociales desataron una serie de rumores en el sentido de que Juanelo había sido detenido por elementos de La Marina, lo que incluso obligó al procurador general de Justicia, Luis �ngel Bravo Contreras, a desmentir esa versión.
En los pasadizos policíacos no cayeron nada bien las declaraciones del alcalde de Coatepec, por lo que sin decir agua va, el munícipe se convirtió en una de las líneas de investigación a seguir, tomando en cuenta que la región de ese Pueblo Mágico está impregnada de delincuencia organizada y uno de los principales sospechosos de andar en malos pasos es el comandante de la Policía municipal, Juan Carlos Novoa Torres, señalado por no acreditar los exámenes de confiabilidad de la Secretaría de Seguridad Pública.
En efecto, dice Juanelo que está ocupado en que Coatepec salga adelante y fue lamentable el hecho, pero tampoco se pueden detener las funciones municipales; sin embargo, a pesar de que era muy amigo de Guillermo Pozos Rivera, al que conocía desde que ambos trabajaron para el entonces titular de la Sedarpa, Juan Humberto García Sánchez, en tiempos de la fidelidad, ya estando en funciones como servidores públicos del municipio de Coatepec presuntamente se presentó un problema con el pago de una factura para la compra de patrullas que al munícipe le urgía liquidar, pero al tesorero no, porque no había licitación alguna.
Ligado a la muerte del tesorero Guillermo Pozos Rivera, la región de Coatepec vive uno de sus peores momentos en materia de seguridad.
Incluso corre fuerte el rumor de que varios ediles de los municipios de esa zona han sido amenazados por la delincuencia organizada y algo de eso ya lo declaró el dirigente estatal del PAN, Enrique Cambranis Torres, refiriéndose única y exclusivamente a servidores públicos de su partido político.
Bueno, hasta en tono de burla, el repudiado Juanelo, que como alcalde tiene hundido en la inseguridad y el descrédito a Coatepec, declaró que las autoridades ministeriales tienen 180 días para dar con los responsables del crimen del tesorero. Y muy campechanamente se amarra el dedo: “no tengo que ver con la delincuencia�, declaración que no viene al caso, pero que lo pone en la antesala de las investigaciones.
Por cierto, ¿quién sería el maloso del comentario que indirectamente le dedicaron a Juanelo en un medio impreso de la capital veracruzana? Dicen los que saben que nada más dejaron tirado el cascaron del huevo.
¿Sería el ahijado de Fidel? O de plano ya tienen en la mira al